La Comunicación Social en la UMSA: Un Viaje a lo Desconocido

La Comunicación Social en la UMSA: Un Viaje a lo Desconocido

Si la carrera de Ciencias de la Comunicación Social en la UMSA fuera una película, seguramente sería una de esas comedias donde todo sale mal, pero al final, de alguna manera, terminas riéndote a carcajadas. Entrar a esta carrera es como embarcarse en un crucero prometedor, solo para descubrir que el capitán es un aficionado a los rompecabezas y la tripulación no tiene ni idea de cómo manejar el barco. Y así comienza nuestro viaje.


El primer día de clases es una aventura en sí misma. Al llegar, te encuentras con un salón tan lleno que parece un festival de verano. Los profesores, expertos en el arte del “hoy no traje la clase preparada”, te dan la bienvenida con un entusiasmo digno de un vendedor de seguros en sus primeros días de trabajo. La frase más repetida es: “El temario lo subo a la plataforma mañana”, que en el idioma de la UMSA significa “espera sentado”.


Luego están los trabajos prácticos, ese terreno fértil para la creatividad… y la improvisación. Uno se convierte en un maestro del arte de hacer mucho con nada. ¿Necesitas hacer un reportaje? No te preocupes, siempre puedes contar con la impresora descompuesta de la biblioteca o con la cámara de video que graba en blanco y negro. Ah, y no olvidemos el concurso anual de “A ver quién puede hacer una presentación en PowerPoint más psicodélica”. Spoiler: siempre gana el que usa más efectos de transición.


Las charlas y seminarios son otro capítulo digno de mención. Nada como asistir a una conferencia sobre las últimas tendencias en redes sociales, solo para que el ponente te hable durante dos horas sobre su perro y sus aventuras en Instagram. Y cuando finalmente aparece alguien con algo interesante que decir, la sala se transforma mágicamente en un sauna, gracias al aire acondicionado que, al igual que muchos de los proyectos académicos, no funciona.


Pero, al final del día, lo que realmente hace que todo valga la pena son tus compañeros. Juntos sobreviven a profesores ausentes, materiales obsoletos y cafeterías que desafían las leyes de la salud pública. Se convierten en tu familia extendida, en tu grupo de apoyo y, sobre todo, en tus compañeros de risas interminables. Porque, si algo se aprende en esta carrera, es que el humor es la mejor herramienta para enfrentar cualquier crisis, incluso las de la vida universitaria.


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Cambios extraños que hay en mí

¿Democracia en casa?

Es parte de crecer